No aguantarán más días sin electricidad en Santa Isabel
Source: El Vocero de Puerto Rico
Author: El Vocero, Pedro Menéndez Sanabria
SANTA ISABEL - Por la pasada semana, Marta León Ortiz y su esposo, Reinaldo Guillén Osorio, pasaron largas horas en un pequeño balcón en un intento por escapar de las altas temperaturas que hacen del interior de su humilde casa de madera un espacio asfixiante.
Al igual que esta pareja de octogenarios, cerca de 10,000 abonados de Santa Isabel, Coamo y Aibonito han confrontado periodos prolongados sin luz desde el 1 de junio a consecuencia de una falla en un transformador en la estación eléctrica Useras.
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Al vivir solos, estos trabajadores retirados recurrieron a la bondad de los empleados de la panadería La Borincana para poder utilizar varios aparatos eléctricos para mantener bajo control varias condiciones de salud. Y es que, en el caso de Guillen Osorio, es sobreviviente de cáncer, sufre de asma y en el pasado fue operado del corazón.
"Esta semana ha sido una tragedia vivir en esta casa. Yo me caí anoche (sábado) en la cocina porque todo está oscuro y apenas tenemos unas lamparitas. La calor es agobiante y a veces me mareo y siento que se calientan los músculos", lamentó León Ortiz.
Cabe destacar que la semana pasada, el presidente de LUMA, Juan Saca, estimó que tardará unas cuatro semanas restablecer el servicio eléctrico en su totalidad.
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Además de servir de oasis energético, la panadería La Borincana ha sido el lugar donde estos adultos mayores han comprado el hielo que colocan a diario en una pequeña nevera portátil para enfriar agua.
"Después que tenga agua fría y mis pastillas, estamos tranquilos, pero esto ha sido terrible y por eso es que, aunque me duela el cuerpo y tenga la pierna mala, voy a ir a protestar porque nosotros no vamos a aguantar más esto", sostuvo León Ortiz al hacer alusión a la marcha que se llevará a cabo hoy desde la Plaza de los Fundadores para exigir a la empresa LUMA Energy una pronta solución al asunto.
La marcha partirá a las 9:00 a.m. de la plaza pública de Santa Isabel y culminará en las oficinas comerciales de LUMA en la calle Luis Muñoz Rivera.
Otros que también dijeron que participarán en la marcha son Arnaldo Sánchez, Jorge Luis Vázquez Figueroa, Alfredo Vega, Virgen Santiago y José Martínez Pérez, quienes destacaron que en el casco urbano residen muchos adultos mayores encamados que no tienen personas que los ayuden durante los periodos prolongados de falta de electricidad.
"Yo lo que recibo de cupones son $300 y casi todo se me va en gasolina para las plantas y LUMA no me va a reponer eso, pero al menos yo puedo salir a pie y resolver, mientras que aquí hay muchas personas que no pueden", comentó Sánchez.
Mientras que el alcalde de Santa Isabel, Rafael Burgos Santiago, aseguró ayer que los residentes de su pueblo no aguantan más y catalogó de indignante e inhumana la forma en la que LUMA está trabajando las reparaciones.
A través de declaraciones escritas, LUMA indicó a EL VOCERO que esperan que la cantidad de clientes se reduzca en la medida en que se completen los trabajos en la línea 4,800 y se instalen los generadores para energizar líneas de distribución que suplen la subestación de Santa Isabel.
"Como parte de estos trabajos, los clientes de estos municipios experimentarán interrupciones de servicio de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. para agilizar los trabajos de forma segura. Algunos clientes pudieran experimentar interrupciones rotativas si hubiera un aumento significativo en el consumo de energía después de las 6:00 p.m.", sostuvo la compañía.
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Por su parte, uno de los empleados de la panadería La Borincana, Juan González, aseguró que el negocio ha tenido que incurrir en gastos exorbitantes para continuar operando. Y es que llenar el tanque del generador de diésel que ha energizado el local por los pasados siete días cuesta $800.
"Estamos aquí tratando de ayudar a la comunidad, porque la gente no tiene electricidad, por lo que vienen aquí a comprar comida caliente, bolsas de hielo y agua, pero se ha hecho bien difícil y no sabemos si podremos continuar si esto se extiende más allá de un mes", comentó González.
La panadería es uno de los pocos negocios abiertos en el caso urbano; otros locales, como oficinas que albergan dentistas, contadores, al igual que farmacias y establecimientos de venta de celulares, han colgado carteles en sus entradas notificando a los clientes que permanecerán cerrados hasta tanto se restablezca el servicio eléctrico.
Otro de los pocos establecimientos que siguen operando en el casco urbano es el restaurante Super Fried Chicken que, de acuerdo con uno de sus empleados, Oscar Torres, experimentó más gastos que ingresos producto de sus ventas durante la pasada semana.
"Estamos corriendo con dos generadores pequeños y cada dos días son $80 en gasolina que tenemos que gastar para seguir ofreciendo servicios. No nos queda otro remedio, pero ha sido bien cuesta arriba, ya que estamos gastando más de lo que estamos vendiendo", añadió Torres.
Vidas trastocadas
Entretanto, Magdalena Medina, residente del barrio Las Ollas, denunció que existe una gran imprecisión con relación a los apagones selectivos de LUMA, ya que, en ocasiones, el servicio regresa a las ocho o más tarde en la noche.
Su esposo, Javier Fernández, agregó que a esta situación se le suma el que, por lo general, el servicio de agua potable muchas veces se va cuando regresa la electricidad.
"Hay que dejar de dormir para hacer los quehaceres de la casa. Ahora mismo nuestra vecina tiene que estar lavando su ropa a las tres de la madrugada para aprovechar que tiene agua y luz a la misma vez", afirmó Medina.
Por otro lado, Mircia López, directora de la Escuela Superior Elvira M. Colón, explicó que la falta de electricidad también pasó factura en el plantel escolar.
"Se han afectado todos los trabajos en términos administrativos y el seguimiento que se le da a los estudiantes en el proceso de graduación y entrega de notas. El calor es insoportable y dificulta nuestras condiciones de trabajo, al punto que tenemos que sacar las mesas fuera de las oficinas a ver si la naturaleza nos ayuda", abundó la directora.
A pesar de las vicisitudes, 48 graduandos del plantel superior y sus familias, muchos con abanico en mano, celebraron ayer sus logros junto a familiares en un acto en la parroquia católica de Santa Isabel.
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