Entrevista a Leche La Paglia: "Riquelme y Aimar decían que yo era bueno de verdad, pero siempre fui un atorrante"
Source: infobae
-Yo jugaba en Añasco, un club de La Paternal. Fuimos a un torneo promocional en Gimnasia y Esgrima de Vélez Sársfield y llegamos a la final contra Parque. Todos decían que nos iban a hacer diez goles. Pero salimos 4 a 4 y yo hice los cuatro. Después nos ganaron por penales. Me acuerdo como si fuera hoy. Con los otros chicos llorábamos todos porque era imposible empatarles. Ahí, cuando ellos iban a dar la vuelta olímpica, Ramón (Maddoni) y Yiyo (Andretto) piden que diéramos la vuelta olímpica todos juntos. Cuando empiezo, me abraza Ramón y me dice: "Vos tenés que venir a jugar con nosotros. Yo te voy a llevar a Argentinos". Sabía dónde quería jugar. Y después, para robarme, porque no quería irme de mi club de Baby, me hizo jugar un campeonato para Parque con la camiseta de Argentinos. Un tramposo, ja... Ahí me quedé. Vi cómo entrenaban, venían jugadores. Los famosos eran los Batista, Mac Allister, Redondo, Rudman. Cuando arranqué, ellos jugaban futsal y yo me quedaba a verlos.
-Pero no estuviste de casualidad el día que Maradona fue a jugar al futsal.
-Sí. ¡Yo estaba! Tengo fotos. El club explotaba. Fue una locura. Ese día me acuerdo que no querían decir que venía Diego. Y de repente se empieza a generar un movimiento raro. Me acuerdo que cortaron la calle. Y en media hora explotó el club. No podía entrar más gente. Los pibitos que jugábamos acá nos colamos por cualquier lado para poder estar. Yo tenía 8 ó 9 años. Fue un espectáculo. Todo eso es Parque. Que venga a jugar Maradona... Que Leo Paredes gane el Mundial y haga un Baby acá. Los Mac Allister festejan los cumpleaños en el salón del club. Son tipos recontra grossos y vienen acá.
-¿Cuáles fueron los tres mejores jugadores que salieron de Parque?
-Uh, qué difícil. Yo elijo a los campeones del mundo. El Checho Batista, por esa Selección del 86, pero también por lo que significa dentro del club. Y de Qatar 2022, Lea Paredes y Alexis Mac Allister. En realidad, no sé si son los mejores pero sí los más importantes por haber levantado la Copa. Después, la lista es tremenda. Juampi Sorin, Carlitos Tevez, Redondo, Cambiasso, Gago, miles de jugadores importantísimos, muchachos que jugaron para Argentina.
-Con esa lista en la cabeza, ¿qué sentías cuando pasabas por la puerta del club y estaba cerrado?
-Me daba mucha tristeza. No entendía bien el por qué. Esa situación arrancó en 2007. Yo estuve jugando afuera gran parte de esos siete años que Parque estuvo tapiado. Pero venía de vacaciones y lo veía. El tema fue que se compró un terreno aparte y se hizo una demolición para construir más grande el club. Se fueron quedando sin fondos. Se complicaron las cosas. Viste cómo es Argentina... Me ponía mal verlo así, sobre todo por la gente que yo conocía, que vivía en el club. Sentía que mi casa estaba demolida. Una de las veces que volví, fui a comer con Ramón, porque siempre lo iba a visitar, y me pidió que diera una mano. En gran parte hice la reconstrucción por él. Uno tiene ese sentido de pertenencia por el lugar y por las personas.
Es de esos futbolistas que perdieron el nombre. César La Paglia es el Leche. Más aún cuando se sienta en el buffet de Parque, donde se crió y es local como nunca. La entrada parece un santuario. Hay un pasillo ancho, repleto de camisetas enmarcadas. Tevez, Sorin, Gago, Pocho Insúa, Paredes, Cuchu Cambiasso, Placente, Coloccini, Boselli. Una locura. Igual que al entrar al restaurant, donde armaron "El Rincón de Ramón". Hay notas de los diarios sobre el fenómeno del club del talento, desde Olé hasta medios de España. Fotos de Maradona dedicadas a Maddoni, el histórico descubridor de estrellas. Imágenes que son reliquias, en las que aparece Pablito Aimar parado y un mini Fernando Gago adelante. O Suchard Ruiz con Goyo Zidar, el hombre clave de las Inferiores de Boca a mediados de los 90. A unos metros, el lugar otra vez tiene vida. Hay tres pisos. Juegan al fútbol, al vóley, al handball, hay un gimnasio. Allí adentro, tan feliz como orgulloso, convive el hombre de 45 años con el chico que gambeteaba y tocaba. El pibe vago que de grande se hizo responsable y rescató a Parque. El que la rompía en el inicio del ciclo Pekerman y competía mano a mano con hijos y Aimar. Aunque ya no tenga la melenita rubia de chico y a veces se deja la barba, es el mismo La Paglia al que todos llaman por el apodo.
-¿Era muy complicada la situación del club?
-Sí. Tenía muchas deudas. Había iniciado una obra que no pudo continuar. Y si bien trabajaba con los chicos, porque se mantenía como institución, no tenía lugar para entrenarse. Entonces una tira alquilaba las canchas de Pipa Gancedo, otra en Camioneros... Había que pagar los sueldos, los alquileres. Me metí, entonces, y presenté un proyecto. Empezamos con dos amigos y uno se bajó cuando vio que era tan grande. Después de mis hijos, reconstruir Parque fue el proyecto de mi vida. Mi familia y el club. Me pone feliz cuando lo veo lleno de chicos. O venir a jugar con los muchachos que eran mi categoría. La 79 en la que jugué con Esteban Buján, Aparicio, Sebastián Callejas. Ahora nos juntamos a jugar en nuestro espacio, a comer un asado. Disfruto de eso. Por eso volví.
-Hay un sentido de pertenencia muy especial.
-Parque es místico. Venís acá y te das cuenta de que hay una forma de sentir el juego. Y por la gente que estuvo acá tanto tiempo. Te hacían sentir parte del club. Todo ese afecto que te daban explica por qué los chicos vuelven cuando triunfan. Cuando se reciben. Porque no sólo son los que se hicieron futbolistas. Hay otros que son kinesiólogos, o lo que fuera, y vuelven. En esa época tenías que ser diferente para quedar. Hoy es más amplio. Hay escuelita de fútbol. Antes era competitivo al 100%. Eso cambió. Y lo veo bien. Que no tengan esa presión. Cuando yo era pibe tenías que ser muy bueno para jugar en Parque.
-¿Cómo es ahora conducir un club de barrio? Se entiende su función social, la contención, pero no sé si el apoyo es acorde.
-No. El día a día es muy difícil. Hay poca ayuda. El club se debe solventar solo. Los servicios son imposibles, por ejemplo. En mayo vinieron 4.300.000 pesos de luz. Acá se pagaban 18 mil pesos de cuota hasta la semana pasada. O sea, necesitás casi 250 pibes que paguen la cuota para pagar la luz... Y tenemos más o menos 350/360 que pagan la cuota. Y después hay becados, porque lamentablemente están en una situación compleja y el club contiene. Acá yo puedo ayudar, pero es complicado. Los clubes de barrio dan pérdida en términos económicos. El Estado debería tener mucha más presencia. El pibe que está jugando acá a la pelota no está en la calle. Por ahí soy un romántico, pero es mi forma de sentir y de agradecer.
-Es loco que sufra económicamente un club que sacó tantos talentos.
-En su momento Parque tenía un convenio con Boca. Cada jugador que salía y Boca lo vendía, tenía un porcentaje. Porque el derecho de formación es a partir de los 13 años y el Baby es hasta esa edad. Con eso se largaron a hacer las obras. Después, es fútbol: no se vendieron más y se acabó. Ahora volvimos a firmar un convenio con Argentinos. Yo me metí en eso pero no soy el presidente. Podría ser un gerente. En realidad, vengo a colaborar sin título. Soy muy informal. Estoy en el día a día. Mi hermano trabaja acá, mi socio también. Esto de Argentinos nos puede dar un respaldo para tener como en esa época pre Boca.
-En esos tiempos, a mediados del 96, vos pasaste de Argentinos a Boca. ¿Qué te pasa cuando ves la famosa foto con Riquelme, Suchard Ruiz y los otros chicos en La Bombonera?
-Es tremenda. No todos salieron de Parque pero sí de Argentinos. Román, por ejemplo, no jugó en Parque. Los Islas jugaban en Mitre. Fue una camada única. Me acuerdo del día que nos sacaron la foto. Mi sueño era jugar como Maradona en Argentinos. Y después ir a Boca como él. Me generaba la ilusión de mi vida. Quería sus botines, pisar la cancha donde había jugado Diego...
-¿Se lo pudiste decir a Diego cuando fueron compañeros en Boca?
-La verdad es que le tenía tanto miedo, tanta vergüenza... Y Diego nada que ver. De los compañeros que tuve, Maradona fue el más humilde de todos. A pesar de lo que era. Yo tengo una anécdota increíble con él. Estábamos con el Bambino Veira como entrenador. El Profe Weber dice "muchachos, vamos a elongar de a dos". A mí recién me subían a Primera, estaba a un costadito. Todos se pusieron en pareja y Diego se quedó solo. Como yo. Pero ni me quería acercar. Imaginate que le elongás de más la pierna y lo lastimás... Ahí me mira y me dice: "Ey, Leche, ¿qué, yo soy de otro equipo?". Ya cuando me dijo Leche, yo no lo podía creer... Me dio el pie como de confianza. Te quería hacer participar y mostrarte que era terrenal.
-¿Cómo fue ese día que tu camiseta de Boca estaba al lado de la ropa de él y de Caniggia?
-Fue en Santiago del Estero. En un amistoso. Estaba la 8 de Cani, la 9 para mí y la 10 de Diego. Me siento y tenía a los dos monstruos al lado. Toda esa experiencia fue única. A veces me preguntan: "¿Leche, por qué no jugaste más en Boca". Ahí les respondo: "Yo tuve adelante a Maradona y a Román. ¡¿Qué querés que haga?". Competí con... Bah: no competí porque con ellos no podés. Me tocó en el plantel a los dos mejores 10 de la historia de Boca.
-Ya sabemos el final de la película. Pero cuando estaban en Juveniles, los tres talentosos eran Riquelme, Aimar y vos. Más de uno te ponía a esa altura o por encima. Eran las 3 estrellitas.
-Eramos los tres que se nombraban como estrellitas, sí. Yo me daba cuenta. Mis compañeros me hacían sentir que era bueno. Hoy por ahí veo notas de Román o de Aimar, que decían que era bueno de verdad. Eso es lo que me deja el fútbol como satisfacción. Digo "a la mierda, si estos dos cracks decían que jugaba bien...". Es lo que les muestro a mis hijos. No les puedo mostrar que gané la Champions, ja. Pero estos monstruos dijeron que jugaba bien.
-Pekerman también dice que jugabas bien.
-José y Tocalli me amaban. Y yo a ellos. Fue una época impresionante. La disfruté muchísimo. No me daba cuenta del lugar donde estaba. Era la adolescencia, la irresponsabilidad... Siempre fui un vago. Si yo me hubiera dedicado, habría sido cosa seria como jugador. Pero era un atorrante. Me sabía bueno, me hacían sentir bueno. Confiaba en eso, pensaba que me alcanzaba. Y la realidad es que te alcanza hasta ahí. Si no te preparás para ser top, no llegás.
-José y Hugo te lo habrán dicho.
-Millones de veces. Y así también me castigaron. José creo que no me lleva al Mundial Sub 20 de Malasia, el que fueron Aimar y siempre, por todas estas cosas. Yo venía de romperla en el Sub 17. Había sido el Balón de Plata. Y no me convocó. Fue demostrarme que no estaba bien. Yo ya me creía que era un crack. Pero bueno... Fue parte de la formación que él tenía. Pekerman veía que si no me enfocaba desde otro lado no iba a ser un futbolista de alto nivel.
-Hoy vos lo retarías a ese Leche La Paglia.
-Seee. A ese La Paglia lo siento a una mesa y le digo de todo. Porque un jugador con mis condiciones, bien llevado... Yo era inteligente para jugar. Entendía. Pero hay cosas que te pasan rápido, de pibe, y te hacen confundir. Esa es la verdad. Por eso a los chicos les insisto con algo: las condiciones técnicas son importantes, pero no es lo único en la carrera de un futbolista. A veces no significa nada. Yo vine de la Selección, me quería comprar Boca, me quería llevar el Real Madrid con Cuchu Cambiasso para que me fuera por la patria potestad... Me llegó todo muy rápido.
-No recordaba el interés del Real.
-Sí, me quiso llevar con Cuchu. Y no me quise ir. Me creía tan bueno que me decía "no voy a ir ahora, pero después sí". Esa era mi cabeza en esos días. Me sentía un fenómeno. Pensaba "voy a Boca y después al Real Madrid". Pero no hacía nada para jugar en el Real Madrid.
-¿Cuándo fue el choque con la realidad?
-Cuando Bianchi me dice "quiero que te vayas a préstamo". Yo creía que de Boca no me iban a sacar nunca... Me toca chocar con que empieza a jugar Román y la rompe toda. Y yo, encima, no tenía continuidad. Volvía y me rompía. Repasando la historia de atrás para adelante, Román empieza a jugar con Bilardo. Yo llegué y estuve tres meses afuera porque me habían comprado en octubre y tenía que esperar hasta enero para estar habilitado. De hecho yo llegué a debutar en Argentinos y él no. Después, ya en Boca, Román en un momento se va con la Selección y empiezo a jugar con el Bambino. Hasta que aparecen las lesiones... Más tarde viene el Pelado y, como contaba antes, me dice que me tengo que ir para conseguir continuidad. Ahí dije: "Epa. Me quería Boca, el Real Madrid y ahora, sin desmerecer, me tengo que ir a préstamo a Talleres". Empezó otra carrera. Ahí tomé conciencia de que me tenía que preparar.
-¿Tantas lesiones fueron mala suerte, la cabeza o falta de preparación?
-Yo tuve muchas lesiones musculares que pienso que fueron psicológicas. Me presionaba. Y me costaba recuperarme. Tuve un año parado con desgarros. ¡Un año! Era la cabeza, olvidate.
-¿Entraste en la duda de qué jugador eras?
-Claro. Además, como había empezado a jugar a los 17, muy pibe, ya a los 23 creía que mi carrera estaba terminada porque no había triunfado. Ahí me mató. Después, si bien jugué en Europa y tuve mis oportunidades, nunca competí al nivel top, que era lo que yo creía. No me arrepiento de nada, aunque hoy le transmitiría eso a un pibe: "Preparate mentalmente, físicamente, alimentate bien, descansá, que hay tiempo para todo". Igual, fue un sueño. Porque como decía, venía siguiendo lo que había hecho Diego. Encima, el mismo puesto. Al punto que él me nombró como una de las mejores apariciones del fútbol argentino... Entonces, todo ese proceso y más en Boca, el club del que era hincha de chiquito, fue tocar el cielo con las manos.
-¿De qué Boca te acordás de esa época de pibe?
-Del equipo de Latorre, Batistuta, Carranza, Blas (Giunta). Yo era fanático. Me compraba El Gráfico, tenía todo... Uno de mis ídolos en esa época era Diego Latorre. Después, pasó todo tan rápido que tuve la suerte de jugar con él. Se lo dije alguna vez. Encima, había salido también de Añasco, mi club de pibe. Él vivía cerca. Yo pasaba por la puerta de su casa. Y una vez me saqué una foto que tengo firmada por él. Para mí fue un crack, lo admiraba un montón. Por eso compartir con ellos fue una locura.
-Hablando de compartir, en Argentinos sí pudiste jugar más con Riquelme.
-Román es 78 y yo soy 79. Un año hicieron un Selectivo. A mí me subieron de Séptima a Primera. Román estaba en Sexta. Debuté. Pero después vino Luis Soler, un coordinador y me bajó. Ahí armaron un equipo en el que fui yo, subieron a Cuchu Cambiasso, Riquelme, Suchard Ruiz, atajó Nico Cambiasso, Pablo Islas, el Lobo Ledesma. Una categoría de la reconcha de su madre. Ahí jugamos tres meses juntos. Román jugaba de 5 o de 8, y yo de enganche. Ya se notaba la clase de jugador que fue. Pasa que en esa camada había jugadores tremendos. Estaba Luis Paredes, el tío de Leandro, que era un crack total. Hacía cambios de frente de rabona de 30 ó 40 metros. Todos imitábamos cosas de él. Román también copiaba la pisada que hacía Luis Paredes.
-Ahora que ya pasó toda esa película. ¿Cómo te llevás con el paso del tiempo? Hay muchos que saben quién sos, pero a los pibes tal vez les quedó lejos.
-Me pasa un montón. La otra vez vamos a jugar y uno me dice: "Pelado, te gambeteás a todos pero pateá al arco". No sabía quién era, ja. Y después lo agarra otro y le dice "boludo, es el Leche La Paglia". Y ahí tira "ah, con razón jugaba tan bien". Pero es normal. No fui una estrella como para que todos se acuerden. Mi gran mimo no es que me conozcan. Estoy contento por mi historia en el fútbol. Ahora mi sueño era volver a jugar con amigos en Parque y lo logré.