La Patria y los patriotas
Source: La Gente | Radio La Primerísima
Author: La Primerisima
A Nicaragua la representan los patriotas. Aquellos que se han vendido a quienes quieren esclavizarnos, jamás personifican a la Patria. Quienes a sabiendas se dejan utilizar por los mercenarios, tampoco son ejemplo de patriotas.
Quienes usan la bandera azul blanco y azul para cobijar sus miserias y sus apetitos personales de fama, coronas y dinero, se convierten a sí mismos en los judas que besan el gorro frigio de la libertad para fingir el falso amor que conduce al moderno Gólgota conocido como la Casa Blanca.
Patriotas son aquellos que sin importar los sacrificios que deben hacer trabajan de sol a luna para que tengamos la oportunidad de vivir con dignidad, decencia y en paz.
Somos patriotas quienes amamos a su pueblo, servimos a su pueblo, obedecemos a su pueblo y procuramos su bien.
La representación de la Patria la ostentan sus agricultores, las obreras de las zonas francas, los albañiles, las comerciantes, los bomberos, las artesanas, los médicos, las maestras, los soldados, las enfermeras, los trabajadores por cuenta propia, los que migran y se sienten orgullosos de sus orígenes y de su historia; los electricistas, las vende-fritanga; las que limpian, barren, cocinan, lavan, planchan y cuidan a los hijos de los otros; los veteranos de las batallas por la libertad y la democracia, los policías; los profesionales y los técnicos que ponen sus conocimientos al servicio de su prójimo. Son madres-padres que derriban los muros de la pobreza para dotar a los hijos propios y ajenos de presente, futuro y progreso.
Todos ellos, todas ellas, son portadores de belleza inigualable, crean heroísmo todos los días todas las semanas todos los meses todos los años toda la vida. Son nuestras reinas y reyes.
Ninguna causa es más noble que servir a los demás y ninguna hazaña o virtud produce más orgullo que la de aquellos que entregaron la vida por sus semejantes.
Quien se deja engañar es porque quiere ser engañado o porque forma parte del engaño. Los embustes son para los tontos y los idólatras. Quienes viven del cuento y la fantasía, terminan obsequiando su alma a los demonios y alquilando sus cuerpos a los mercaderes.